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Irán y Estados Unidos: ¿quién disuade a quién?

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Para quienes siguen de cerca los recientes acontecimientos en las relaciones entre Irán y Estados Unidos, está claro que Irán está actuando con cautela, poniendo a prueba los límites de la paciencia estratégica ejercida por la administración Biden. Esto incluye permitir que sus milicias terroristas ataquen continuamente a las fuerzas estadounidenses en Irak y desafiar la influencia estadounidense en el Medio Oriente presionando a sus milicias para que enfrenten a Israel en múltiples frentes. escribe Salem AlKetbi, analista político de los EAU y excandidato al Consejo Nacional Federal.

Un informe reciente de la El Correo de Washington destacó la frustración entre algunos funcionarios del Pentágono con respecto a la escalada de ataques contra las fuerzas estadounidenses en Irak y Siria. Estos funcionarios sienten que la estrategia del Pentágono contra los representantes de Irán es inconsistente. Algunos argumentan que los limitados ataques aéreos de represalia aprobados por el presidente Joe Biden no han logrado sofocar la violencia ni disuadir a las milicias afiliadas a Irán.

La estrategia de la administración Biden parece poco clara, especialmente para quienes la implementan en el ejército estadounidense. El enfoque desdibuja las líneas entre defensa y ataque, apuntando a la disuasión mientras se apega a la táctica de un segundo ataque como parte de la “autodefensa”. Sin embargo, es evidente que la parte iraní no comprende plenamente los matices de esta estrategia, interpretándola como una señal de vacilación estadounidense o, más exactamente, de preocupación por un conflicto más amplio con Irán y sus representantes terroristas.

La verdadera disuasión no se logra únicamente mediante una demostración de fuerza; requiere una intención seria de activar estas fuerzas en defensa de los intereses de la parte interesada. La respuesta a cualquier amenaza debe ser más fuerte que la agresión misma, impactando directamente los intereses del agresor y transmitiendo un mensaje claro de las posibles consecuencias. La disuasión se basa en la seriedad del mensaje y la confianza en su transmisión.

Si bien Estados Unidos y los planificadores estratégicos estadounidenses comprenden estos principios, surgen limitaciones debido a la política del presidente Biden, cuyo objetivo es disuadir a Irán sin involucrarse directamente en confrontaciones abiertas. Esto es un desafío porque Teherán es muy consciente de que la Casa Blanca carece de voluntad para enfrentarlo y prefiere mantener las tensiones dentro de límites calculados. Además, la administración Biden ha perdido la iniciativa a la hora de abordar la cuestión iraní, y la política exterior de Estados Unidos hacia Irán se ha convertido en rehén del expediente nuclear. Estamos siendo testigos de una teoría de la disuasión mutua, pero el resultado parece favorecer a Irán.

Un análisis de indicadores sugiere que Estados Unidos tiene opciones limitadas para abordar el desafío estratégico iraní a la influencia estadounidense en Medio Oriente. Estados Unidos se ha convertido en víctima de la erosión de la reputación y la posición del ejército estadounidense, que mantiene alrededor de 2500 soldados en Irak y unos 900 en Siria. Estas bases han sido continuamente blanco de ataques terroristas iraníes. En particular, más de 60 soldados estadounidenses en Irak y Siria han resultado heridos en unos 66 ataques a bases estadounidenses desde mediados de octubre del año pasado. Se trata de una tasa elevada en comparación con el período anterior, ya que el Pentágono informó alrededor de 80 incidentes similares entre enero de 2021 y marzo de 2023, a lo largo de aproximadamente dos años.

Irán también actúa con valentía, sabiendo que el momento no es del todo oportuno si la administración Biden decide actuar con firmeza contra Teherán. Esto no es sólo para impedir la escalada de conflictos entre Israel y los grupos terroristas, incluido Hamás, y evitar que se agrave la situación en todo el Medio Oriente. También se debe a que la Casa Blanca enfrenta un notable descontento interno con sus políticas hacia Gaza e Irán. La popularidad del presidente Biden ha disminuido drásticamente hasta el 40% debido a Gaza, el nivel más bajo desde que asumió el cargo en 2021.

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La verdad confirmada, considerando todas las pruebas, es que los ataques de Irán contra Israel no son en defensa del pueblo palestino. En realidad, estos ataques sirven a objetivos estratégicos relacionados con la influencia regional e internacional de Irán, sin conexión con la causa palestina. Cualquiera que niegue esto debería revisar cuidadosamente las políticas de Irán y las declaraciones de sus líderes. Irán utiliza el terrorismo, como los hutíes en Yemen, Hezbolá en el Líbano y las milicias chiítas en Irak, como herramientas en el conflicto estratégico para asegurar sus intereses estratégicos.

Lo que está sucediendo entre Irán y Estados Unidos no es un proceso de disuasión mutua dentro del marco operativo reconocido para tales circunstancias. Más bien, es una presión militar calculada ejercida por representantes terroristas iraníes para lograr objetivos específicos, principalmente el deseo de Teherán de expulsar a las fuerzas estadounidenses de Irak y Siria. Irán aprovecha la oportunidad que brinda la situación en los territorios palestinos como una conveniente cobertura para actuar contra las fuerzas estadounidenses con el pretexto de defender Gaza.

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EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

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