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Trinidad y Tobago

Las sanciones de la UE a las compañías de seguros y el riesgo de desastres medioambientales

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Alessandro Bertoldi, director ejecutivo del Instituto Milton Friedman, invita a la UE a revisar el régimen de sanciones contra las compañías de seguros para reducir los riesgos de desastre ambiental a la luz de un reciente incidente naval y un derrame de petróleo frente a Tobago.

El 7 de febrero, se produjo un incidente crítico frente a la costa sur de Tobago cuando el barco llamado Gulfstream encalló y zozobró, lo que provocó un importante derrame de petróleo en el mar circundante. Este evento rápidamente se convirtió en el mayor desastre ambiental en la historia de Trinidad y Tobago: el derrame afectó aproximadamente 15 km de la costa de la isla y causó grandes daños a sus arrecifes de coral. La gravedad de la situación llevó al primer ministro Keith Rowley a declarar el estado de emergencia. Los buzos lucharon durante una semana para contener la fuga, lo que puso de relieve la falta de preparación y capacidad técnica del país para manejar tales desastres.

La situación se complicó aún más con la revelación de que el Gulfstream no estaba asegurado, lo que generó incertidumbre sobre quién asumiría la carga financiera de la limpieza y la compensación por los daños causados. La falta de seguro se debió a la falta de registro oficial del buque. Este incidente arroja luz sobre un problema más amplio dentro de la industria marítima donde se espera que los buques, especialmente aquellos que transportan cargas ambientalmente peligrosas, tengan seguro. Estas pólizas de seguro, normalmente de Protección e Indemnización (P&I), son cruciales ya que cubren responsabilidades que incluyen la contaminación ambiental y los costos asociados con la recuperación de un naufragio. Por lo tanto, los seguros desempeñan un papel fundamental en la protección no sólo de los intereses de terceros sino también del medio ambiente al garantizar la disponibilidad de fondos para hacer frente a cualquier daño.

Este desastre ambiental frente a Tobago subraya la urgente necesidad de que todos los buques marítimos estén asegurados adecuadamente. La creciente tendencia de embarcaciones sin seguro puede atribuirse a las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea al comercio de petróleo de países como Venezuela, Irán y Rusia. A pesar de que estas sanciones no cuentan con el respaldo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, han llevado a un endurecimiento de las disposiciones sobre seguros, y las aseguradoras se han visto presionadas a negar cobertura basándose en meras sospechas.

Esto ha dado lugar a una situación paradójica en la que los propietarios de buques se ven obligados a contratar un seguro pero no pueden hacerlo debido a las sanciones. La situación es similar a la de un gobierno que exige a los propietarios de automóviles tener un seguro y al mismo tiempo prohíbe a las compañías de seguros ofrecer pólizas a ciertas categorías de conductores. Este enfoque no sólo no penaliza a los objetivos previstos sino que también afecta negativamente a intereses sociales más amplios.

A pesar de estos desafíos, los buques continúan transportando cargas sancionadas explotando lagunas jurídicas, como registrarse en jurisdicciones con regulaciones laxas o utilizar documentos obsoletos para eludir las restricciones. Esto ha llevado a un aumento de la llamada "flota en la sombra" de buques que operan sin un seguro adecuado o con pólizas dudosas, poniendo en riesgo la industria marítima, el medio ambiente y la seguridad global.

Análisis recientes, incluido un informe del Atlantic Council, estiman que actualmente hay alrededor de 1,400 buques operando bajo una supervisión regulatoria mínima, principalmente petroleros que emplean diversas tácticas para ocultar su ubicación y orígenes de carga. La situación ha dado lugar a una flota de "petroleros fantasma" que, mediante prácticas como desactivar sus sistemas de identificación automática (AIS), elevan significativamente el riesgo de accidentes marítimos. Estos buques no sólo evaden los protocolos de seguridad diseñados para prevenir incidentes en el mar sino que también contribuyen a la probabilidad de desastres ambientales similares al ocurrido frente a Trinidad y Tobago.

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La creciente incidencia de los "petroleros fantasma" y los correspondientes riesgos ambientales y de seguridad ponen de relieve una falla sistémica dentro de la industria del transporte marítimo internacional para gestionar eficazmente estos desafíos. La renuencia de las aseguradoras a cubrir los buques considerados "dudosos" debido a la presión de las sanciones no disuade a estos buques de transportar cargas, lo que a menudo resulta en que naveguen sin ningún seguro. Este escenario subraya la necesidad urgente de una revisión integral de las regulaciones del comercio marítimo y las prácticas de seguros. Sin cambios significativos, la industria marítima está preparada para sufrir más catástrofes ambientales, lo que enfatiza la necesidad crítica de una gobernanza y supervisión más responsables para salvaguardar tanto el medio ambiente como los intereses humanos.

La UE debería profundizar en la cuestión y valorar la posibilidad de cambiar su régimen sancionador contra las compañías de seguros. Un derrame de petróleo en el Mediterráneo sería un desastre medioambiental del que los europeos tendrían que asumir la responsabilidad y asumir todos los costes.

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EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

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