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España celebra el 45 aniversario de la constitución democrática en medio de crecientes preocupaciones

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Desafíos futuros a medida que cambia el panorama político

Hoy se conmemora el 45th aniversario de la ratificación de la Constitución española en 1978, un hito significativo en el camino del país hacia la democracia. Sancionada por el rey Juan Carlos I, la Constitución marcó el amanecer de una nueva era para España, apenas tres años después de la muerte del general Franco.

Mientras que las constituciones anteriores habían sido impuestas al pueblo de España por gobernantes individuales, la Constitución de 1978 fue el resultado de negociaciones intensas y prolongadas entre los principales partidos políticos del país. La Constitución fue redactada, debatida y finalmente aprobada meticulosamente por la Asamblea Constituyente, elegida en las elecciones generales de 1977, un proceso celebrado con razón como uno de los mayores éxitos democráticos de España y un testimonio del poder del patriotismo.

La ratificación de la Constitución simbolizó la culminación de la compleja transición de España a la democracia, codificando por primera vez la justicia, la igualdad y el pluralismo político. De manera crucial, la Constitución de 1978 transformó el marco legal español, un legado desafiante de la era Franco. Bajo la dirección del rey Juan Carlos I, se reformaron instituciones estatales clave y se enmendó el cuerpo legal del país para ayudar a allanar el camino hacia una democracia duradera.

Desde 1978, España ha cosechado los beneficios de la democracia multipartidista. Ahora cuenta con el 6th la mayor economía de Europa y es un miembro destacado del G20. Grandes empresas españolas como Inditex, Iberdrola y Santander se han convertido en marcas globales establecidas, mejorando la reputación internacional de España como centro de comercio e innovación.

Los ciudadanos españoles han cosechado los beneficios de esta prosperidad económica. El PIB per cápita ha aumentado constantemente y España se sitúa ahora entre los 40 primeros del mundo. El Soft Power Index sitúa a España en el puesto 11th en el mundo, y las estrellas del fútbol, ​​el tenis y la F1 del país se han convertido en nombres muy conocidos en todo el mundo.

Sin embargo, 45 años después de la ratificación de la Constitución de 1978, el futuro parece estar lejos de ser seguro. La turbulencia económica amenaza con socavar el reciente progreso de España. El país tiene la tasa de desempleo más alta de Europa y los jóvenes son los más afectados. Casi la mitad de los que tienen entre 16 y 19 años y una cuarta parte de los que tienen entre 20 y 24 años están desempleados.

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Sin embargo, es la inestabilidad política de España la que está resultando más alarmante. En noviembre, Pedro Sánchez pudo finalmente formar un gobierno minoritario provisional, poniendo fin a casi cuatro meses de parálisis política. Sin embargo, la formación –y la supervivencia– del gobierno de Sánchez depende de acuerdos alcanzados con varios grupos separatistas, incluido el partido independentista catalán Junts.

Tal vez no sea sorprendente que este tipo de coaliciones cambiantes hayan provocado temores por la integridad territorial y cultural del país. El líder de Junts, Carles Puigdemont, exigió como precio a su apoyo una amnistía para las personas procesadas por su implicación en el movimiento sucesionista. La posterior introducción por parte del gobierno de un proyecto de ley de amnistía provocó protestas generalizadas.

Aunque Sánchez ha dejado clara su intención de cumplir un mandato completo de cuatro años, queda por ver si podrá salvar el abismo ideológico que existe entre sus diversos partidarios. Fundamentalmente, parece dudoso que su gobierno –sólo la segunda coalición desde la década de 1930– pueda aprobar alguna de las leyes importantes que necesita para abordar sus desafíos económicos y de otro tipo.

Casi medio siglo después de su ratificación, la Constitución española enfrenta serias presiones. La creciente incertidumbre política ha provocado especulaciones de que el rey Felipe VI podría necesitar ejercer sus derechos como jefe de la monarquía constitucional del país para romper el estancamiento y garantizar que el gobierno pueda funcionar.

La gente está perdiendo la fe en la fracturada política española. Casi el 90% de la gente afirma desconfiar de los políticos, una cifra notablemente superior a la de la mayoría de los demás países europeos. Con tantas influencias en competencia dentro de su gobierno, pocos creen que Sánchez podrá lograr la estabilidad que tantos quieren ver.

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EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

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