Contáctanos

Economía

La prohibición del aluminio ruso puede descarrilar la transición energética de la UE

COMPARTIR:

Publicado

on

Usamos su registro para proporcionar contenido en las formas en que usted ha dado su consentimiento y para mejorar nuestra comprensión de usted. Puede darse de baja en cualquier momento.

La Unión Europea se prepara para sancionar el aluminio de fabricación rusa, según un informe Reuters informe. Las restricciones a sus envíos a la UE se han estado debatiendo durante mucho tiempo y podrían imponerse en los próximos meses. La próxima prohibición podría perjudicar significativamente la transición de la UE hacia una economía verde.

El aluminio es el segundo metal más popular del mundo después del acero. Tiene características únicas como ligereza, resistencia, ductilidad, resistencia a la corrosión y una reciclabilidad casi infinita. Por este motivo, se utiliza en diversas industrias, entre ellas la construcción, maquinaria, electrónica y embalaje.

La aplicación más importante y creciente del aluminio está vinculada a la transición energética. El metal se utiliza en vehículos eléctricos para reducir su peso y aumentar la autonomía del motor eléctrico. Los fabricantes de automóviles europeos -incluidas marcas conocidas como Mercedes, Porsche y BMW- están apostando por el aluminio con bajas emisiones de carbono porque reduce la huella de carbono de toda la cadena de suministro.

Además de en la industria automovilística, el aluminio tiene demanda en las energías renovables, donde se utiliza para cables que conectan centrales solares o eólicas a la red.

Las empresas de la economía verde necesitan comprar aluminio con emisiones mínimas de carbono. Sin embargo, la mitad del aluminio del mundo todavía se funde utilizando electricidad procedente de centrales eléctricas alimentadas con carbón. El aluminio ruso es un fuerte competidor en el mercado mundial gracias al uso de energía hidroeléctrica en los ríos siberianos. La huella de carbono de dicho aluminio es un 70% menor que el promedio de la industria.

Desde finales del año pasado, la Unión Europea ha iniciado la etapa de transición para introducir el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (CBAM), un mecanismo que impondrá impuestos a los bienes importados en función de la huella de carbono de su producción y el precio de los créditos de carbono en Los Estados unidos. La plena implementación del CBAM está prevista para 2026. Esto hace que sea aún más importante reducir la huella de carbono de los productos suministrados a Europa.

Rusia ha sido un importante proveedor de aluminio con bajas emisiones de carbono a nivel mundial. Sus exportaciones a Estados Unidos se han desplomado al mínimo desde que se impuso un impuesto de importación del 200% el año pasado. Sin embargo, los envíos de aluminio ruso a la Unión Europea todavía superan el millón y medio de toneladas al año y cubren alrededor del 0.5% de las necesidades de la UE. Si bien los funcionarios de Bruselas planean prohibir el aluminio de fabricación rusa, reemplazar estos volúmenes será difícil.

Anuncio

La situación en el mercado europeo del aluminio ya es complicada. En los últimos años, más del 50% de la capacidad europea de producción de aluminio primario ha cerrado debido a los precios excesivamente altos de la electricidad, el principal coste de la producción de aluminio. Las fundiciones europeas que utilizan energía hidroeléctrica más barata no pueden aumentar significativamente la producción para reemplazar los volúmenes de aluminio ruso con bajas emisiones de carbono, que quedará excluido del mercado.

En ausencia del metal ruso, los clientes europeos tendrán que comprar aluminio a productores de Medio Oriente, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, Omán y otros países. Sin embargo, el aluminio de esta región tiene una mayor huella de carbono, lo que contradice los objetivos climáticos de la UE. Además, su precio será más alto, en parte debido a los riesgos de ataques de los rebeldes hutíes a buques mercantes en el Mar Rojo, que ya han dañado el comercio mundial.

La prohibición del aluminio ruso podría perjudicar gravemente la agenda verde de la Unión Europea. Los compradores y procesadores europeos se verán obligados a utilizar más aluminio "sucio", lo que significa que sus productos se volverán menos competitivos, tanto a nivel mundial, como ya está sucediendo con los automóviles y equipos energéticos europeos, como en el mercado interno de la UE. En tales condiciones, muchos consumidores europeos de aluminio estarán al borde de la supervivencia y el proceso de transición verde en la UE podría verse amenazado.

Comparte este artículo:

EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

Tendencias