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Afganistán

La gran reducción del juego: la debacle de Afganistán amenaza a Asia central

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Mientras el polvo se asienta detrás de la apresurada retirada de Estados Unidos de Afganistán, los talibanes ahora controlan el país. El Ejército Nacional Afgano (ANA) se ha derrumbado. El ex presidente Ashraf Ghani ha huido. En un fracaso estratégico, pocos podrían haber anticipado la velocidad y la facilidad con que las fuerzas talibanes entraron en Kabul, y menos aún podrán predecir lo que depara el futuro para Afganistán, la región y el mundo. Para Europa, Estados Unidos y las grandes potencias regionales: China, Rusia, Pakistán, Irán, India, las implicaciones de este cambio son enormes: Afganistán siempre ha sido una pieza crítica del rompecabezas geopolítico euroasiático y ahora entra en un nuevo era de la Gran juego, escribe Visor Barak, Director General de Intelligentia estratégica y ex becario de Oriente Medio en el Royal United Services Institute (RUSI).

Tanto Rusia como China anclan su asociación estratégica al oponerse conjuntamente a la primacía de Estados Unidos en los asuntos globales. Su creencia mutua es que Asia Central pertenece a sus respectivas esferas de influencia. Pakistán, Irán e India tienen sus propios diseños competidores en Afganistán.

Pero son las naciones de Asia Central (Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán) las que pueden tener la clave del futuro de Afganistán. Debido a su proximidad geográfica, cultural y económica, estos países también pueden esperar ser el foco del nuevo Gran Juego entre China, Rusia y Occidente. Estados Unidos y Europa deberían diseñar una estrategia moderna y flexible de compromiso con Asia Central para mantener a raya a los extremistas y garantizar que sus rivales no dominen el corazón crítico de Eurasia.

Nursultan Nazarbayev hablando en la reunión de la Asamblea General de la ONU sobre extremismo violento en Nueva York, 2015

Kazajstán debe formar la columna vertebral de cualquier estrategia de este tipo.

Nur-Sultan, hogar del territorio, el ejército y la economía más grandes de la región, tiene la clave para todas las potencias rivales que buscan desbloquear el potencial geoeconómico y geoestratégico de Eurasia. El primer presidente Nursultan Nazarbayev inició una estrategia de liberalización del mercado al comienzo de la independencia en 1991. Para 2020, la inversión extranjera directa total de Kazajstán ascendía a 161 millones de dólares, de los cuales 30 millones procedían de Estados Unidos. Kazajstán está clasificado por el Banco Mundial como 25 de los 150 países indexados en los que es fácil hacer negocios. Esto se debe a que Kazajstán está desarrollando una economía postindustrial basada en energías renovables, agricultura de alto valor agregado y servicios, y su nueva clase gerencial está desarrollando un sofisticado sector financiero basado en Centro financiero internacional de Astana.

Debido a que no tiene salida al mar, Kazajstán ha seguido una exitosa política exterior de "múltiples vectores" que es equidistante a China, EE. UU., Rusia y la UE. Esta política fue formulada por Nazarbayev ya en la década de 1990. Con este fin, Kazajstán busca participar tanto en el BRI de China como en la Unión Económica Euroasiática (EAEU) dominada por Moscú, que incluye a Armenia, Bielorrusia, Kazajstán y Kirguistán.

Rusia, por su parte, continúa una política exterior de irredentismo frente a sus antiguas repúblicas. Moscú mantiene intereses de seguridad en Asia Central con bases militares en Kazajistán , Kirguistán y Tayikistán. La iniciativa económica imperialista de la Ruta de la Franja (BRI, por sus siglas en inglés) de China continúa a buen ritmo. ¿Y los Estados Unidos? A pesar de su Estrategia de Defensa Nacional 2018 Cambiando el énfasis de la contrainsurgencia a la competencia entre las grandes potencias, Washington ha perdido su presencia en Afganistán y limita la inversión regional. Una estrategia de "negocios como siempre" cederá importantes rutas comerciales ricas en recursos naturales a los poderes hegemónicos de Eurasia.

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El entonces presidente Nursultan Nazarbayev con el presidente Xi Jingping en su visita de estado a Astana, 2013

China y Rusia buscan entablar combate con los talibanes para evitar que el vacío de poder de Afganistán se extienda a través de las fronteras y pueda poner en peligro sus intereses en BRI o en la EAEU. Beijing y Moscú temen que el gobierno de los talibanes en Afganistán sea acompañado por un aumento de la delincuencia, narcóticos y terrorismo que se desborden desde su frontera norte hacia Tayikistán y Turkmenistán, amenazando la infraestructura en estos estados que proporcionan energía vital y exportaciones de minerales, incluidos oleoductos y gasoductos, que son de importancia estratégica para China. Además, es probable que las economías de Kazajstán y Uzbekistán sufran, si no pueden desarrollar rutas comerciales hacia el sur, a Pakistán y la India a través de Afganistán.

En los últimos años, China se ha reunido con delegaciones de los talibanes para discutir el proceso de paz afgano. A su vez, los talibanes nunca han atacado proyectos de infraestructura chinos y, a mediano y largo plazo, China buscará cultivar relaciones con los talibanes. Beijing ha ofrecido proyectos de infraestructura y energía como parte de su BRI a los talibanes a cambio de que sirvan como fuerza estabilizadora en Afganistán. Con este fin, China está explorando la construcción de nuevos red de carreteras para los talibanes tras la retirada de Estados Unidos y ha ofrecido "inversiones considerables en proyectos de energía e infraestructura". Además, China está planeando, como parte de su BRI, construir un autopista conectando Kabul y Peshawar permitiendo que Afganistán se una al Corredor Económico China-Pakistán (CPEC). De manera similar, Rusia, Irán y Pakistán han mantenido relaciones con los talibanes en un intento por evitar la aparición del "Estado Islámico en Khorasan (IS-K)" de Asia Central.

Con la caída de Kabul, el compromiso proactivo con Asia Central, Kazajstán, puede resultar el medio más eficaz para que Occidente mitigue la catástrofe afgana y limite la influencia china y rusa. Ha comenzado la nueva era del Gran Juego.

Barak M. Seener es el director ejecutivo de Intelligentia estratégica y ex becario de Oriente Medio en el Royal United Services Institute (RUSI). Él está en Twitter en @BarakSeener

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EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

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