Entorno
La inesperada última ronda de la ley de diligencia debida corporativa pone a prueba la credibilidad de la UE
Mañana, 9 de febrero, los Estados miembros decidirán el destino de la Directiva de diligencia debida sobre sostenibilidad corporativa (CSDDD), que exigiría a las empresas identificar, prevenir, mitigar y poner fin a los daños medioambientales y las violaciones de los derechos humanos dentro de sus cadenas de valor. La reunión crucial determinará si la UE puede conseguir una ley que beneficie por igual a las empresas, los mercados, las comunidades afectadas y el medio ambiente. Si se rechaza el acuerdo, el esfuerzo legislativo de cuatro años para establecer una ley efectiva puede terminar en vano.
El Parlamento y el Consejo alcanzaron un acuerdo político sobre la ley en diciembre de 2023, y los países más grandes se aseguraron de que sus prioridades quedaran bien reflejadas en el acuerdo. A pesar de ello, algunas voces conservadoras intentan sabotear las nuevas normas difundiendo información de última hora. desinformación y temores infundados sobre el impacto de la ley. Esto incluye exagerar el efecto de la ley sobre las cargas administrativas o las PYME, que no están directamente dentro del alcance de la ley y ya están respaldadas por varias medidas en el texto final.
"Los ataques de última hora a la ley de diligencia debida parecen impulsados por maniobras miopes y populistas, basadas en una lógica errónea que no reconoce el valor de la ley para las empresas, las personas y el planeta", afirmó Uku Lilleväli, responsable de políticas de finanzas sostenibles. en la Oficina de Política Europea de WWF. “¿Ayudará la UE a sus empresas en la transición hacia modelos de negocio más resilientes al riesgo y menos dañinos, o sucumbirá a nociones engañosas de que la competitividad requiere la libertad de pisotear los derechos humanos y el planeta? Está en juego la credibilidad de la Comisión, el Consejo y el Parlamento (en última instancia, de toda la UE).
WWF ha criticado el acuerdo político alcanzado por el Parlamento y los Estados miembros en las negociaciones del diálogo tripartito en diciembre de 2023.[1] Si bien la ley ayudaría a las empresas en la transición a cero emisiones netas, las reglas de diligencia debida excluirían las actividades financieras del alcance y no lograrían abordar de manera efectiva los abusos corporativos en el medio ambiente.
No obstante, La ley de diligencia debida es un trampolín esencial en el marco legislativo de la UE., alentar a las empresas a ir más allá de los meros requisitos de presentación de informes y a tomar medidas proactivas hacia prácticas comerciales más informadas, resilientes al riesgo y responsables. Una ley sólida es esencial para fomentar un mercado único de la UE más fuerte, garantizando que las empresas gestionen eficazmente los impactos y riesgos de sostenibilidad y ofreciendo una mayor protección a aquellos afectados por actividades económicas nocivas.
Foto por Kris-Mikael Krister on Unsplash
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