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Entrevista: Tiziana Beghin, eurodiputada italiana, analiza las relaciones UE-EE.UU. Y UE-China

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Federico Grandesso pregunta: En octubre, en uno de sus comunicados de prensa, señaló la importancia de tener relaciones más transparentes con Estados Unidos. En su opinión, ¿qué es lo que no funciona entre la UE y EE. UU. En el aspecto comercial? El asunto TTIP es un claro ejemplo, sin mencionar los deberes estadounidenses.

La UE y los EE. UU. Son socios naturales, juntos compartimos valores y objetivos estratégicos, pero debemos inspirar futuras interacciones transatlánticas aprendiendo de los errores cometidos en los últimos años. No es una coincidencia que ninguna de las principales iniciativas de coordinación transatlántica haya tenido éxito en las dos últimas décadas. El TTIP fue solo la punta del iceberg de un problema mucho más complejo y arraigado, pero antes de eso hubo el fracaso del Consejo Económico Transatlántico. Iniciativas similares con resultados similares. Lo que no ha funcionado en las relaciones transatlánticas es quizás también la razón misma de estos fracasos: partiendo del desinterés por parte de la dirección política, pasando por la complejidad real de los temas regulatorios abordados y la dificultad para encontrar un compromiso. Sin embargo, es significativo que las negociaciones no fracasaron rotundamente, debido a diferencias sustanciales de ideas, sino que simplemente se estancaron y se extinguieron lentamente en su complejidad: una especie de "fin por desinterés". En este sentido, creo que la UE ha aprendido mucho de los errores del pasado: en el reciente Consejo de Comercio y Tecnología el listón es mucho más bajo que con el TTIP, pero esto no es necesariamente algo malo. El TTC no tiene como objetivo iniciar negociaciones para un nuevo acuerdo de libre comercio, sino simplemente investigar la posibilidad de profundizar la cooperación en diversas áreas. La primera reunión en Pittsburgh destacó algunas áreas temáticas amplias de cooperación, y en reuniones futuras los grupos de trabajo iniciarán el verdadero esfuerzo de coordinación. Ningún tratado o acuerdo de inversión, solo un intento de mejorar sus respectivos marcos regulatorios para hacerlos mutuamente más compatibles. Creo que esto puede ser, por fin, un paso en la dirección correcta.

El 31 de octubre, víspera de este importante G20 bajo la presidencia italiana de la UE, muchos comentaristas políticos y líderes europeos como el presidente Macron esperaban un enfoque diferente de la presidencia de Biden. después de Trump. El asunto del submarino francés y la postura de Biden hacia Rusia, China y Turquía apuntan a políticas “trumpianas”. Además, incluso a nivel de la OMC no hay indicios de que se desbloquee el órgano de apelación. ¿Estás decepcionado por esta actitud?

Creo que la presidencia de Biden ha marcado un cambio de ritmo con respecto a la era Trump. Sin embargo, también es cierto que la actual administración aún no ha reparado todo el daño que el presidente Trump infligió al tejido de las relaciones transatlánticas. Sin embargo, se debe reconocer una diferencia sustancial: la administración anterior buscó activamente debilitar a la Unión Europea, prefiriendo en cambio relacionarse con estados individuales para explotar sus debilidades. No veo esta voluntad en el presidente Biden. Por otro lado, es cierto que esta nueva administración debería haber sido mucho más decidida y rápida en la eliminación, por ejemplo, de los aranceles sobre el acero y el aluminio y en la restauración del funcionamiento habitual de la Organización Mundial del Comercio. Creo que Estados Unidos de hecho está planeando una salida de lo que podríamos llamar el "legado de Trump", pero que también quiere maximizar los beneficios para su país en esta delicada etapa. También debe recordarse que ciertas medidas tomadas por Trump han beneficiado a algunos de los principales intereses comerciales estadounidenses, que ahora pueden ser reacios a que se les niegue la ventaja que han obtenido. Los próximos meses serán decisivos para comprender las verdaderas intenciones del presidente Biden.

En vista del G20 en Roma, ¿qué puntos en común ve para las negociaciones entre China y Europa? ¿Quizás la lucha contra el cambio climático y un nuevo enfoque en la gestión de la pospandémica?

Personalmente, no apruebo la necesidad, generalizada en Europa y Estados Unidos, de identificar a China como un rival estratégico. Creo que China es un socio clave para el futuro no solo de la UE, sino también de Estados Unidos y el resto del mundo, y que cada vez es más necesario involucrarla positivamente en iniciativas internacionales que se relacionen con la gobernanza global. Ciertamente, la lucha contra el cambio climático podría ser una de estas macroáreas en las que colaborar más estrechamente con China, pero China necesita mostrar más buena voluntad en esta área. China, en este punto, ya no puede presentarse como un país en desarrollo y ya no puede pensar que no debería participar como el resto de los países desarrollados. También espero que China esté más dispuesta a hablar sobre subsidios y empresas estatales y cómo estos instrumentos, que son la base del capitalismo chino, deberían ser compatibles con el sistema de comercio global ahora que China es un actor global. Finalmente, espero que hablemos de inversión y reciprocidad. El acceso a los mercados, públicos y privados, en China es muy atractivo para nuestras empresas y China debe comprometerse a garantizarlo a nuestras empresas, así como se lo garantizamos a las empresas extranjeras.

Después de las elecciones locales, ¿qué estrategias debe llevar a cabo el M5S para volver a ganar en las próximas elecciones? En su opinión, ¿cuáles son los posibles errores que no se van a repetir?

El mayor error, si hay que llamarlo un error, que hemos cometido en estos años de gobierno fue definitivamente el enfoque ingenuo con el que abordamos la resolución de los problemas mucho más complejos de nuestro país. Después de ganar las elecciones de 2018, nosotros, que éramos una fuerza joven e inexperta, perdimos mucho tiempo para “sintonizarnos” y comprender los mecanismos para transformar nuestras propuestas en acciones concretas y eso sin duda empañó nuestra imagen. Durante el gobierno de Conte 2 las cosas han cambiado mucho, hemos traído a casa resultados importantes y reconocidos por la ciudadanía como el Superbonus o el cashback, medidas que forman parte de nuestro ADN. Gracias al liderazgo de Giuseppe Conte ahora el Movimiento 5 Estrellas es una fuerza más madura, que quiere estructurarse mejor en el territorio, que quiere abrirse a la sociedad civil pero siempre anclado en los valores encarnados por nuestro líder Beppe Grillo. El reinicio ya ha comenzado.

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EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

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