Turquía
Reactivar los vínculos entre la UE y Turquía: un plan para una prosperidad compartida
La Unión Europea y Turquía, país candidato a la UE y socio económico importante, comparten desde hace mucho tiempo una relación profunda y multifacética marcada por la geografía, la historia y los intereses mutuos. escribe el Dr. Markus C. Slevogt (en la foto).
Si bien las tensiones políticas han ensombrecido intermitentemente esta relación, paralizando el proceso de adhesión, la interdependencia económica ha seguido siendo un pilar firme. El fortalecimiento de estos vínculos económicos ofrece a ambas partes una vía hacia la prosperidad compartida, la estabilidad estratégica y una mayor competitividad en una economía global cada vez más desafiante.
A pesar de las fluctuaciones en las relaciones políticas, la asociación económica entre la UE y Turquía ha sido un éxito notable. La UE es el principal socio comercial de Turquía, mientras que Turquía ocupa el sexto lugar entre los principales socios comerciales de la UE.
Esta relación se sustenta en la Unión Aduanera Acuerdo de 1995, que ha facilitado importantes flujos comerciales y profundizado la integración económica. Los volúmenes comerciales superan ahora los 200 millones de euros anuales, respaldados por miles de empresas europeas que operan en Turquía, impulsando la inversión y creando empleo. Estos vínculos han ayudado a Turquía a integrarse en la economía global, al tiempo que han proporcionado a las empresas de la UE acceso a una base manufacturera rentable y dinámica.
Sin embargo, el acuerdo de la Unión Aduanera, elaborado hace casi tres décadas, ya no es adecuado para su propósito. Fue diseñado para una época anterior a la revolución digital, la prominencia del cambio climático en las agendas políticas y la expansión de las cadenas de suministro globales. Tanto la UE como Turquía enfrentan ahora nuevos desafíos, incluidos el comercio digital, las normas de sostenibilidad y la transición a una economía verde, que el acuerdo obsoleto no puede abordar.
El caso de la modernización
La modernización de la Unión Aduanera no es simplemente una cuestión de pragmatismo económico; es esencial para garantizar que la asociación siga siendo pertinente en el siglo XXI. Para Turquía, esta modernización proporcionaría un mayor acceso al mercado único de la UE, atraería una mayor inversión extranjera directa y reforzaría su posición estratégica como puente entre Europa, Asia y Oriente Medio.
Para la UE, una relación económica más fuerte con Turquía apoyaría la diversificación de la cadena de suministro, aseguraría el acceso a materiales críticos y aprovecharía las eficientes capacidades de fabricación de Turquía en un momento de realineamiento geopolítico.
Más allá del comercio, Turquía desempeña un papel fundamental en la seguridad energética de la UE, ya que actúa como corredor de tránsito clave para los recursos energéticos. Con su creciente sector de energía renovable, que abarca desde la energía eólica hasta las iniciativas relacionadas con el hidrógeno, Turquía es un socio indispensable en el esfuerzo de Europa por reducir su dependencia de la energía rusa. Turquía también ofrece una alternativa geográficamente próxima y estable a los mercados asiáticos distantes, ya que cuenta con una fuerza laboral calificada y una infraestructura desarrollada.
Abordar los desafíos
A pesar de los claros beneficios, persisten desafíos. Las barreras regulatorias, las restricciones de acceso al mercado y la necesidad de alinearse con las normas cambiantes de la UE en áreas como la sostenibilidad y la digitalización obstaculizan el pleno potencial de la asociación. Una unión aduanera modernizada abordaría estas cuestiones, estableciendo seguridad jurídica y garantizando igualdad de condiciones para las empresas. Un mecanismo eficiente de resolución de disputas también sería fundamental para mantener la confianza entre las partes.
Plataformas innovadoras para la cooperación
En este contexto, han surgido iniciativas como el Consejo Turco Europeo de Comercio e Inversión (ETTIC) para revitalizar la cooperación económica entre la UE y Turquía. Formalizado en Bruselas, el ETTIC representa un esfuerzo colaborativo de las cámaras de comercio europeas para armonizar los intereses comerciales en Turquía, promover reformas políticas y promover objetivos compartidos como la transformación digital, las iniciativas de energía verde y la modernización de la unión aduanera. Esta plataforma tiene como objetivo salvar las brechas entre los responsables políticos y el sector privado, actuando como catalizador para un compromiso más profundo.
El enfoque de ETTIC en la digitalización, la sostenibilidad y la protección de las inversiones subraya el potencial sin explotar de la asociación económica. La alineación con los estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) de la UE será esencial para que Turquía mantenga su ventaja competitiva. Mientras tanto, la UE podría beneficiarse del compromiso de Turquía con la transición ecológica, en particular ahora que ambas regiones se esfuerzan por cumplir sus objetivos climáticos en virtud del Acuerdo de París.
Ganancias económicas y estratégicas
La modernización de la Unión Aduanera también actuaría como catalizador de reformas más amplias en Turquía, fomentando un clima de inversión estable y apoyando el crecimiento económico a largo plazo. Una mayor alineación con las normas de la UE podría ayudar a Turquía a diversificar su economía, pasando de sectores tradicionales como el textil y la agricultura a industrias de alto valor como la tecnología y la fabricación de automóviles.
Las negociaciones sobre la modernización de la Unión Aduanera han enfrentado obstáculos políticos, pero centrarse en los beneficios económicos compartidos podría darles impulso. Un enfoque pragmático, que priorice la cooperación económica por sobre las disputas políticas, podría reorientar las relaciones entre la UE y Turquía hacia una senda constructiva.
Un escenario en el que todos ganan
En un momento en que Europa enfrenta desafíos económicos, desde el estancamiento del crecimiento hasta la inestabilidad geopolítica, la necesidad de fortalecer los vínculos con Turquía es convincente. Una integración más estrecha ofrece a Turquía resiliencia económica, creación de empleo y estabilidad social, en particular al abordar la alta inflación y una población joven y en crecimiento.
El argumento económico a favor de una cooperación más profunda entre la UE y Turquía es claro: se trata de una relación mutuamente beneficiosa que puede impulsar el crecimiento, mejorar la competitividad y reforzar la estabilidad estratégica. Al priorizar la modernización de su relación económica, la UE y Turquía pueden abrir una nueva era de prosperidad compartida. En un mundo dividido, esta asociación podría demostrar cómo la diplomacia económica trasciende las diferencias políticas, garantizando que tanto la UE como Turquía emerjan juntas más fuertes.
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