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Seguridad energética

Los altos precios del gas en Europa hacen del GLP una alternativa atractiva

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El gas licuado de petróleo es un combustible sustancialmente más barato y más ecológico.

Este artículo fue publicado originalmente en Revista Europea de Negocios

Los precios del gas natural se duplicaron con creces año tras año en algunos países de la UE, según Eurostat. La autorrestricción europea sobre la compra de petróleo y gas rusos ha exacerbado la actual crisis energética. Empresas que van desde el productor químico BASF hasta la siderúrgica ArcelorMittal han reducido la producción en Europa debido a los altos costos de la energía y están apostando a América del Norte para expandirse.

La inflación en la eurozona alcanzó un máximo histórico del 10.7% en Octubre, liderado por el aumento de los precios del combustible. Los países de la UE están reduciendo la temperatura de calefacción en los edificios públicos, limitando el uso de agua caliente y restringiendo la iluminación de los monumentos a cortar consumo de energía en un objetivo del 15%. Los hogares europeos comunes están pagando el precio, como se refleja en las facturas de servicios públicos altísimas.

El uso de gas licuado de petróleo (GLP), una alternativa significativamente más económica que el gas natural, ayuda a paliar esta situación. ¿Qué es exactamente el GLP? Es un gas comprimido, que contiene propano, butano o una mezcla de ambos, y se utiliza como combustible o como materia prima para la síntesis química. Producido a partir de residuos gaseosos de la producción de petróleo, el GLP es un combustible bajo en carbono.

El GLP se puede usar para calefacción, especialmente en áreas rurales ubicadas fuera de la red de gas natural, así como para edificios antiguos e históricos, que son difíciles de descarbonizar sin renovarlos o reconstruirlos sustancialmente. Los altos precios del gas natural en Europa han convertido al GLP en una alternativa atractiva para las refinerías y productores petroquímicos europeos, muchos de los cuales enfrentan pérdidas.

Polonia depende particularmente de los suministros de Rusia, que representa dos tercios de las importaciones de GLP del país. Una posible pérdida de este recurso afectaría a la economía polaca en mayor medida que a otros miembros de la UE. La principal alternativa, abastecer a Polonia desde el noreste de Europa, sería logísticamente complicada, costosa e insuficiente para satisfacer las necesidades del país, según analistas de la industria.

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Rusia exportó alrededor de 4.6 millones de toneladas de GLP el año pasado, lo que equivale a menos de 3.5 millones de dólares, con la mayor parte de los envíos destinados a Europa. Este es un nicho de mercado en comparación con los volúmenes de petróleo ruso. Ante las restricciones comerciales en Europa, algunos productores rusos han comenzado a redirigir las ventas de GLP a Turquía y Asia, aunque la economía de estos envíos es inferior. Aún así, para los intereses económicos mutuos, es importante mantener los envíos de GLP ruso a Europa, especialmente a Polonia.

También vale la pena recordar que el GLP es un combustible verde que ayuda a facilitar la transición de Europa hacia la descarbonización. E incluso si la transición energética ha caído temporalmente de la lista de prioridades para algunos países, la ventaja del precio del GLP es difícil de ignorar. El GLP cuesta alrededor del 40% del precio del gas natural. Su uso podría reducir significativamente los costos de combustible y las facturas de servicios públicos para innumerables hogares europeos, en un momento en que hay pocas alternativas sobre la mesa.

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EU Reporter publica artículos de una variedad de fuentes externas que expresan una amplia gama de puntos de vista. Las posiciones adoptadas en estos artículos no son necesariamente las de EU Reporter.

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